Todo comportamiento de cualquier animal de cualquier especie tiene una explicación filogenética, es decir, su comportamiento le ha servido para que como especie sobreviva y evolucione, y también una explicación ontogenética, para que un organismo en particular desde que nace aprenda durante sus años de vida a sobrevivir y adaptarse a su contexto.
Pues PENSAR es algo que hemos aprendido los humanos porque tiene grandes ventajas para nosotras/os. Pensar no es más que “hablar pero con uno mismo/a”. Así que hoy os voy a contar por qué pensamos en lugar de quedarnos en sólo hablar:
Economía del esfuerzo
Los organismos tienden a actuar de la manera más eficiente posible, la que genere menos gasto de energía, y pensar consume menos que hablar por tanto es una gran evolución como especie.
La recompensa es más inmediata
Otra característica de la conducta es que tendemos a hacer lo que nos resuelva las cosas más rápido o con términos psicológicos: el reforzador más inmediato. Pensar nos quita de aclarar cosas, de buscar palabras correctas o de adaptarnos al oyente, que es un camino más lento.
Evitación
A veces cuando uno habla la otra persona no responde como esperamos, nos sienta mal, nos puede aburrir, etc. El comportamiento de pensar no suele tener estas características.
Auto-estimulación
En general el acto de pensar tiene muchas ventajas y es algo que en sí se vuelve muy reforzante (reforzante significa que nos trae buenas consecuencias), por tanto si puedes pensar o hablar normalmente se elige pensar hasta el punto que en la adultez no paramos de pensar. Se vuelve estimulante en sí mismo. Pensar nos permite solucionar problemas, controlar nuestro comportamiento, tomar decisiones o ser creativos.
¿Por qué a veces sí hablamos? Porque las ventajas en ese momento concreto serán mayores que pensar.
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